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Para aquellos de ustedes que han estado alrededor de un tiempo, es probable que recuerde el “nombre de él y reclamar” días. Era un momento en que la gente hablaba lo que quería, creyendo que podían tenerlo. La cuestión es que la mayor parte de ella estaba tratando de hablar de bienes materiales existentes como automóviles y casas. No estoy tratando de debatir esa enseñanza, pero a causa de ella, el péndulo se volvió hacia la otra dirección, y la gente dejó de creer en el poder de las palabras. Ahora escuchamos a la gente hablando y quejándose de lo que no tienen y hablando de su enfermedad como si lo que dicen no hace ninguna diferencia.
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Realmente no es bueno cuando se escucha a un creyente decir “mi cáncer” o “mi diabetes”. Pueden haber obtenido ese diagnóstico, pero no les pertenece. ¿Por qué alguien quiere tomar posesión de una enfermedad? No estoy hablando de negación. Romanos 4:19 dice acerca de Abraham: “Y no siendo débil en la fe, no consideró su cuerpo muerto (cuando tenía unos cien años), ni tampoco la muerte del seno de Sara”. Estaba completamente convencido de que Dios tenía el poder de hacer lo que prometió. Podemos afrontar el hecho de que algo puede no estar bien en nuestro cuerpo o nuestra vida, pero no debemos esperar que siga así. Necesitamos estar hablando las promesas de Dios, creyendo que llegarán a pasar.
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“Contra toda esperanza, creía en la esperanza” (Romanos 4: 18a). Todos necesitamos practicar despertando la esperanza en nosotros mismos y en otros usando el poder de nuestra voz. Génesis 1 dice, que el Espíritu de Dios estaba flotando o vibrando sobre las aguas. Entonces “Dios dijo:” Sea la luz y la luz “(Génesis 1: 3). ¿Cuáles fueron estas frecuencias de sonido que produjeron la creación? Aunque no lo comprendamos plenamente, sabemos que Dios dice: “La muerte y la vida están en el poder de la lengua” (Proverbios 18: 21a), y cuando cantamos o hablamos maravillosas palabras de fe, podemos traer vida.
Dejemos de acordar con nuestro enemigo el diablo a través de quejas y charlas negativas. Dejemos de pensar en nuestras oraciones y comencemos a usar las vibraciones de las cuerdas vocales para hablar en voz alta las maravillas de Dios.
Superar la fe es hablar el milagro que ves en el futuro, incluso cuando solo ves la derrota en lo natural. Se nos ha dado el poder de enfrentarnos a los hechos dados con fe y esperanza, sabiendo que las promesas de Dios son siempre “sí y amen”.
Cuando la frecuencia de nuestra voz que habla la fe en la Palabra de Dios derrama de nuestra boca, nuestro cuerpo responde y esas vibraciones creativas traen vida. Deja que el poder de tu voz traiga vida hoy.
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